lunes, 12 de julio de 2010

No quiero trabajar más. Hoy en verdad que fue horrible. La forma en la que el jefe nos falta el respeto y como todos se quedan callados. La forma en la que le contesto y me toma bronca. La forma en que mi vida cambió desde que pisé ese lugar.
Lo único bueno es haber conocido buenas personas en el trabajo. Y qué, estando ahí, tengo mucho tiempo para pensar. He pensado durante tanto tiempo ya.
Hoy pensé en su desisición. Injusta no es pero hay un problema. Todo este tiempo me hice cargo de toda la culpa. Hoy supe que no era así. Que si en verdad fuese así las cosas serían diferentes.
Yo conocí a una chica pero no me acerque a hablarle, luego ella conoció a un chico y se quedó a dormír en su casa, se confundió, luego conocí a una mesera, después de que ella saliera y saliera noche tras noche conociendo hombres nuevos. Después de pasar días y días tratando de memorisar los nombres de tantos hombres. Algunos me quedaron bastante, otros no habrán sido tan importantes.
Al principio empezamos bien, ella me amaba, me pidió un tiempo para seguir siendo novios y pensar, yo objeté que el ingreso se un tiempo a la relación daría el fin a el noviazgo, ella no estuvo de acuerdo. Después nos llevabamos bien. Parecía que nada había cambiado. De un día para otro parecía odiarme. Yo le molestaba más que nada en el mundo. Mi lamento no la entristecía, la llenaba de bronca.
Es verdad que yo también quería terminar con ella, pero pensé mucho en el trabajo, como antes dije, y me di cuenta que no. Ella dice que tarde, ese tarde fue una semana de diferencía.
Nunca va a reconocerme que conoció a otra persona, nunca lo voy a sabér.
Estoy muy triste, me da mucho dolor todo ésto. Pero ella sabe que ese dolor es sólo para mi uso personal y no el de ella.
Me pidió que la deje en paz. Le supliqué que nome haga eso y llegué a rogarle que nos veamos el próximo viernes. No sé qué pasará, quizás no la vea tampoco. Ganas no me faltan pero hay otra cosa que sí falta. Aún no sé qué es.
Sí ella es para mí, todo este tiempo va a doler pero al final de todo va a volver y sino lo hace será hora de decirle adiós para siempre. No sentirme mal por no ser importante, ella tampoco va a serlo para mí. ¿Y las promesas? Qué hay con las promesas, son promesas hechas sobre la nada. Nada es el nombre que ella dió a la reclación actual. Ya no vamos a vernos, tal vez cruzarnos alguna vez. Ya no vamos a interesarnos. A menos que en verdad sea la mujer que fue hecha para mí, en ese caso sé que cualquier día de mi vida va a reaparecer.
Ahora quiere estar sola. Supongo que no debe querer enoviarse tan pronto. Que haga lo que quiera. Por mucho que me arrastre ya no le importa. Según ella me arrastro muy tarde.
Yo sé que fui justo, yo nole habría hecho ésto, de hecho nunca se lo hice. Ella se confundió y me juzgó a mí por creer que ya no me amaba, por creer que ya no ibamos a seguir juntos, por fijarme en alguien más que al poco tiempo ni su cara recorbada ni me interezaba hacerlo. Para ella éso fue algo muy malo. Pero yo no me confundí ni dormí en la casa de nadie. Yo no salí a ver a nadie repetidas veces, a juntarme a jugar con alguien tampoco salí y muchos menos a quemarme con fuego.
No estoy enojado, ni le guardo rencor. De duele darme cuenta que es igual a cuando la conocía hacía poco tiempo. No le importaba lastimarme, ahora tampoco.
Sí ella es para mí va a volver. No vale la pena reconquistarla, no le intereza, no vale la pena intentar nada, no va a ver nada de todo éso.
Y el regalo que le dí, el último, es una parte de mi tan importante que quería concervarla para compartirsela a mis futuros hijos. Ya no voy a poder, ahora es de su propiedad, al parecer si niquiera se percato del detallo del valor que tenía ese regalo para mí.
¿Qué hibiese pasado sí yo alguna vez le hubiese dicho que ya era tarde? No lo sé ni lo voy a saber, nunca lo hice. Sólo sé que dentro de mis proncipios uno de los más importantes es saber perdonar a la gente que queres, darles una oportunidad como hizo Andrés conmigo aquella vez.
A Lina, no voy a decir que nunca más voy a molestarla, porque me gusta ser sincero, es otro de mis principios pese a que ella difiera, ambos sabemos que puede que la siga molestano y cada día vuelva una ocurrencía sobre cómo recuperarla y eso va a seguir hasta que el amor se acabe. En ella ya se acabó en mí aún queda mucho. Sería hipócrita jurar que nunca más voy a molestarla pero sé que lo intento lo más que puedo.
Las cosas en mi casa volvieron casi a como estaban antes, odio mi trabajo, volví a dejar la facultad. No tengo absolutamente nada que me haga felíz. Es la primera vez en mi vida que tengo que decir que la odio, odio a mí vida.
Mauricio.