-Hola mi amor-.
-Bicho, llegaste-.
-¿Y Mahú dónde anda?-.
-Está en la pieza, sigue con su pedacito de madera y el cuchillo-.
-Este pibe está mal, no sé qué intenta hacer-.
-Está tallando algo, dice que va a ser una bailarina-.
-Pero sin lija, sin gubia, le va a llevar por lo menos un año-.
-Por ahí se entretiene así, además, debe querer usar ese cuchillito que tiene-.
-Ese cuchillito es un cuchillo de pescador, lo encontró de chico en la espuma del mar en una playa de Mar Chiquita-.
-Ya sé, lo escuché contar esa historia la misma cantidad de veces que vos. Qué raro que, entre las cosas que se llevó de la casa, haya guardado ese cuchillito ¿no?-.
-Y, andá a saber que historia tiene. Haceme acordar que tengo que ir a comprar cigarrillos-.
-¿Y por qué no vas ahora?-.
-Porque recién entré, bicho, me da fiaca-.
-Dejá, voy yo-.
-No, pero no te hagas drama-.
-No te hagas problema. Además mejor, así hablás un poco con él. ¿Precisas algo más, Carlos?-.
-No, mi amor, estoy bien-.
Romeo se acercó hasta la puerta de Mauricio y la golpeó tres veces. Mauricio siempre les decía que no le molestaba que lo interrumpan con el golpeteo de la puerta siempre y cuando éste sea impar.
-Permiso, ¿se puede?-.
-Sí, Carlitos, adelante-.
-Loco, hace días que estás metido acá adentro. ¿No vas a salir?-.
-Pero sí, Romeo, no te pensés que me pasa algo que no me pasa, no es tan grave, me entretuve con esto y nada más-.
-¿Che, pero estás bien vos?-.
-¿Cómo si estoy bien, señor Romero?-.
-Digo, acá en casa o tus cosas. No me compliqués, sabés que soy medio opa para hablar, che-.
-Sí Carlos, quedate tranquilo que estoy bien. Ahora, si no te molesta, me gustaría seguir con esto-.
-No, negrito, disculpame, yo sólo quería sabér si estabas bien. Ahora en un rato tomamos unos mates antes de la cena ¿Te aviso?-.
-Cualquier cosa me aparezco, te prometo. Hoy Carla encontró un cuaderno mío viejo y por ahí lo ojeaba un rato-.
-Bueno, por si no llegás a venir, te dejo la comida en la heladera-.
Romeo dio media vuelta y se fue. Su salida justo coincidió con al entrada de Carla que le preguntó algo que Mauricio no alcanzó a escuchar pero si vio como Carlos Romero se encogió de hombros y siguió camino.
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