domingo, 4 de mayo de 2008

El paraíso de los cuerdos.

-¿Qué pasa Mauricio?-
-¿Qué pasa a mí o qué pasa a yo?-
-¿Qué pasa a él?-
-Él no, ella.-
-¿Y ella dónde está?-
-No está más ahora ella en él. ¿Vos tartamudeas?
-No, yo no tartamudeo.
-Yo sí. Yo si quiero tartamudeo y si no quiero no tartamudeo. ¿Entendés? Es como yo quiera hacer.-
-Sí, sí, sí, te, ten, tiendo.-
-A eso le decís tartamudear es, eso no es tartamudear bo, boludo no sa, sabés tartamudear.-
Andrés rió largamente y tomando la mano de Mauricio preguntó si estaba bien. Mauricio contestó que sí pero es realidad ya quería dormir.
La noche había sido muy larga. Entonces se despidieron.
Mauricio caminó hasta su casa. Seguía pensando en su pulverizador, en como ella lo había rechazado. No dejaba de pensar en eso y la noche empezó a apagarse.

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