Hace ya tres días le pedí a Andrés que me diga cómo hace para dibujar. El tipo se interesó mucho y comenzó a mostrarme distintos trazos, comentando que eran los que más prefería a la hora de hacerlo.
En un momento saltó arriba de la mesa y me dijo – ¡Ya está! Te voy a enseñar a dibujar-. Bajó de la mesa y salió disparado a su habitación. Cuando volvió portaba en sus manos unas cuantas cajas de crayones, lápices y gomas de borrar y un buen manojo de hojas lisas. Venía tan embalado que se le caían las cosas. Se acercó a la mesa, acomodó todo con paciencia y excitación como todo un cirujano y una vez terminado su orden comenzó a explicar.
Es por eso que hace tres días yo he aprendido a dibujar. No como él, ni tampoco bien pero si tengo un título, el suyo. Soy egresado.
Yo me emocioné tanto que decidí comenzar a practicar y fui llenando diferentes hojas, papeles sueltos, boletos de tren y demás.
Gracias Andrés, siempre enseñando nuevas cosas.
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